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Modelo de Narración Crónica

2/4/2020

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Muchas veces se ha dicho que la realidad supera a la ficción, parecía una frase gastada pero la verdad es que nunca antes había sido tan cierta, cuando a toda la humanidad, le habría tocado de cerca algo que se creía lejano y ya superado, acaba de leer la Novela la Peste de Albert Camus y una de las preguntas del examen de literatura no dejaba de ser inquietante: ¿Por qué no se puede detener la investigación científica ante los retos de una realidad dinámica?. Palabras más, palabras menos, el hecho fue que muchos se quejaron por aquella pregunta, acostumbrados a pensar en la nota y no en lo que aquella voz diría con estas palabras: Todo cambia, todo es dinámico, nada es estático y, además nunca sabremos la totalidad de lo que acontece en el mundo, hasta que al fin nos estalla en el rostro, terca realidad, realidad que es mucho más que su origen como palabra latina: la cosa dada, las cosas dadas, las cosas y las relaciones que se nos presentan a nosotros, seres humanos de este mundo. La realidad repetiría, lo leí en uno de los mejores libros, consiste en ser multidimensional y dinámica, entendamos dimensiones por cosas simples, al lado queda la dirección, al otro lado hay otro salón de clases, hay una calle de Salcedo, hay oficinas de gobierno en el mundo, hay laboratorios, grupos de investigación, centros de decisiones del mundo y no sabemos nada de lo que en esas dimensiones ocurre, en otras palabras, no tenemos sentido de la totalidad. Solo tenemos nuestra perspectiva, que tenemos que afinar. Ya alguien bromeaba con una frase marxista, "Un fantasma recorre Europa" haciendo alusión a ese fantasma del comunismo, del manifiesto de Marx pero no era de eso que hablaban las redes sociales, los noticieros digitales; en fin, las múltiples voces que nos avisan de todo lo malo del mundo, no era ni siquiera un fantasma, era algo real, ultramicroscópico, una especie de parásito, un virus, que afecta nuestra entidad biológica. Al fin, suponemos que después de interminables reuniones, la Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia, a partir de ahí entramos en una cuarentena inédita en la historia universal. Estamos en un momento único, en que las personas, todas las que han podido, se están preservando en sus casas, es la oportunidad de oro para preguntarse por el sentido de la vida, cumpliendo una normativa higiénica, lavarse las manos con agua y jabón. Evitar el contacto con otras personas, en lo posible, aislarse. Al principio fue como un respiro de todas las incesantes obligaciones, luego fue como una masa densa en la que se apreciaba lo mejor y lo peor del ser humano, como en muchas ocasiones, el ruido ensordecedor de lo terrible acongojaba el corazón. Teníamos que sacar fuerzas para darle impulso a nuestros seres queridos y por extraño que parezca era un momento en que la humanidad estaba más unida que nunca, estaba hermanada en la lucha contra un reto común. Me había impuesto tener una rutina, creo que era la oportunidad de poner en práctica eso que llamaban lectura crítica, es decir, del flujo incesante de información que salía de esta dinámica, diferenciar lo que era falso, lo que era verdad, lo que era una combinación de verdades y mentiras y como extraer las hipótesis más próximas para resolver el problema. Razonar, ese era el asunto, pensar sin perder la cabeza en tribulaciones tristes, la situación que teníamos ahí frente a nosotros. Mi nombre es Michel y solamente soy uno más atrapado en la telaraña de los hechos. La historia no es siempre con fechas precisas, cuando era un estudiante novato, uno de los profesores preguntó qué sucedió en 1492, le respondí que muchas cosas, eso le pareció un chiste malo, de alguna manera se enojó, enumeraría la llegada de Cristóbal Colón, la expulsión de los Moros de España, la firma de la expulsión de los judíos Sefardíes. Todo eso pasaba claro, pero todo eso es lo que se sabe, lo que fue historizado, lo que se consideró importante para el relato de la historia. Muchos de nosotros, no sabemos, mejor dicho, no tenemos una idea ordenada del mundo en el que nos ha tocado vivir, el hecho es que hay que empezar a conectar, nunca dejarse convencer por las explicaciones simples porque una y otra vez eso que por comodidad hemos llamado realidad, eso en lo que nos movemos, en ese andar con otros seres humanos, que llamamos sociedad, en ese codo a codo con el compañero de clases en una aula impregnándonos de ese aire artificioso que llamamos didáctica. Sí, ese juego con el conocimiento conocido, con su problematización. porque de nada sirven unos cuantos datos ahí puestos que no obliguen a pensar; en fín, ese esfuerzo al que llaman creación de la atmósfera didáctica, no sirve de nada sino se combina con ese otro aire que está fuera de las aulas, la realidad, pero la realidad lo es todo, ya lo hemos dicho es como ese conjunto que incluye muchos conjuntos y al mismo tiempo se incluye a sí mismo. No salgamos pues del asombro, en las clases de biología es que estudiamos la célula, las células en su manera abstracta y su manera práctica. pues somos células, o mejor dicho, organismos multicelulares y es también en esa clase dónde alguna vez estudiamos la naturaleza de los virus, infinitamente más diminutos que una bacteria. La plaqueta de un virus es la que hoy nos arrincona en nuestros lugares primigenios, nuestra familia, nuestras casas. El hilo de lo que somos nos somete a una pregunta ¿Qué estamos haciendo con nuestra vidas?, empieza la clase, recuerdo que me estaba molestando por algo de un concurso, creo que visto todo eso hoy es una nimiedad, el hecho es que la primera capacidad que uno debe desarrollar, ahora creo saberlo, es observarse, tratar de conocerse a sí mismo. Espero no estar dando muchas vueltas. (Uno va narrando lo que considera importante, luego lo relee y lo va corrigiendo, borra y añade con sencillas normas de sintaxis, de concordancia y todo lo demás, sabiendo que lo que escribimos es nuestro, es algo de nosotros, es el estilo)Haz clic aquí para editar.
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